Cuando una persona se está formando en el mundo del diseño es común que el proceso creativo sea un talón de Aquiles. Conocer a los grandes creadores de la historia ayuda a tener un horizonte más amplio y a identificarnos con ciertos dilemas que ellos también sufrieron. Es por esto que recomiendo visitar la representación de la capilla Sixtina (que está en el monumento a la Revolución) ya que muestra como Miguel Ángel Buonarroti tuvo que dedicarse por imposición del Papa Julio II a pintar la boveda, aún cuando su profesión era escultor, adaptandose y creando una obra que se ha convertido en un ícono. También se puede apreciar la manera en que utilizó las herramientas de su época superando retos que para muchos “tecnofilicos” pareciera imposible de solucionar. Sin duda una visita para todos, en especial para aquellos que les encanta devorar imágenes. Recuerden que está hasta el 25 de julio.